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Insatisfacción sexual Infidelidad sexual

“En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo, la imaginación"

Octavio Paz

 

El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía (Anaís Nin)

 

Nada hay tan exclusivo e íntimo como la sexualidad.  Las relaciones sexuales son a menudo un buen indicador de la salud de la relación.  Es un termómetro que indica si la relación fluye de manera armónica profundizando el sentimiento de  intimidad o si por el contrario existen problemas y obstáculos en la convivencia que generan distanciamiento emocional y sexual

 

Además de las complejidades que se derivan de la relación, la sexualidad también es personal y diferente para cada persona puesto que el mundo del deseo y del placer se constituye de manera diferente en cada psiquismo.  Por este motivo se podría decir que hay tantas sexualidades diferentes como personas y por ello lo que atrae y genera deseo puede ser muy diferente entre dos personas con independencia del grado de amor que se profesen.

 

De este modo se debe tener presente que en las parejas, a menudo, existen diferencias profundas acerca de lo que cada uno considera erótico, placentero, deseable y repulsivo... no solo en términos cuantitativos (cuánto contacto sexual necesita cada uno) sino sobre todo cualitativos (la cualidad del contacto, el ritmo, lo que resulta excitante o lo que anula el deseo, la delicadeza o la agresividad) y esto nos remite no solo al mundo de las sensaciones físicas sino al de los significados psíquicos (acto sucio, pecado, verguenza, culpa, ) y a los universos imaginarios que gravitan sobre la mente de las personas ya sea de manera consciente o inconsciente.  En este sentido la valoración negativa que la tradición cristiana y occidental en nuestra cultura ha otorgado al mundo del deseo, el placer y la sexualidad suponen una fuente de significados  negativos de los que es difícil escaparse por mas que se manifieste una supuesta libertad sexual.

 

Además los problemas personales y de pareja influyen de manera directa sobre el deseo y eso propicia épocas de mayor distanciamiento y desacompasamiento en los ritmos de las necesidades de tener relaciones sexuales.

 

A menudo fruto de estas desavenencias pueden surgir relaciones de infidelidad cuyo significado hay que descubrir puesto que pueden ser indicativo de distintos problemas y frustraciones en la relación desde la estrictamente sexual hasta la del cuestionamiento de la pareja o el reconociemiento de necesidades no satisfechas ( y a lo mejor ni siquiera reconocidas) en la relación de pareja

Celos y Posesividad

“Conoceremos el estado del amor solo cuando los celos, la envidia, la posesión y la dominación terminen.  Mientras haya posesividad no hay amor”

Juddi Krishnamurti

Uno de los mayores males de nuestra cultura amorosa es la identificación, en la mayoria de las manifestaciones artísticas(literatura, cine) y en la cultura popular, de los sentimientos de posesividad con el amor cuando en realidad se trata de sentimientos opuestos...  

 

La posesividad se basa en la apropiación indebida del otr@ violentando su persona para someterl@ al propio deseo, el amor por el contrario es la capacidad de dar al amad@ todo el apoyo del que un@ es capaz para que pueda vivir conforme a su deseo y a su conciencia, incluso si eso supone la frustración del propio deseo.  El amor es el gran aliado potenciador de la persona y la posesividad es el gran enemigo negador y anulador de la auténtica individualidad.

 

Cuando en una relación aparece la sombra de la posesividad o de los celos la problemática afecta a los dos miembros de la pareja por permitir y aceptar esa presencia sin poner un límite de autorespeto y respeto al otro.

 

 

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